No cruces la línea,
dicen.
A
la que llamo la de las posibilidades.
Ten cuidado.
Estamos
cansados de escuchar negativas del tipo; es demasiado mayor para ti, no te
conviene, este trabajo es una auténtica mierda, tal vez en otra ocasión, etc. ¡Qué
repetitivos! También para repetitivos este tipo de cuestiones, digo cuestiones
porque la palabra consejo podría poner furioso a cualquiera, a las que he
llegado a pensar que nos hemos vuelto inmunes. Espero que no sea así y que simplemente
se convierta en algo fácil de olvidar cuando creemos que estamos en lo cierto.
No
todo son desastres, también existen momentos en que se da una vuelta de 360
grados y entonces las vistas son maravillosas.
Pero
pongámonos en el caso de que en un primer momento no sucede así, sino que hay
una línea que nos marca donde parar, una línea que nos recuerda las
consecuencias de saltar, ¿al vacío?, sí llamémoslo saltar al vacío porque no
deja de ser un salto a la incertidumbre. No hay nada seguro. De ser así las posibilidades no existirían, no cabría
lugar para la duda y este post no tendría sentido, y hasta ahora intento
ayudarme de la lógica para escribir, (si me equivoco podéis decirme; no estás
en lo cierto, tal vez te salga mejor en otra ocasión, o si lo preferís, este
post es una auténtica mierda). Me lo tomaré de manera constructiva.
Es
en ese encuentro entre regresar o sumergirse, entre dormir o despertar, es dónde
nuestras opciones cobran vida, dónde o luchas por lo que quieres o bajas la guardia
y otro lo hará en tu lugar.
Dónde
te valoras a ti mismo y cruzas tu línea o vuelves y ves como desaparece al
mismo tiempo que intentas justificarte por no haberlo hecho.
La
línea que pudo cambiarlo todo.
La
línea que tal vez dé sentido a nuestras vidas.
Y
digo tal vez…
Decidas
lo que decidas lo importante es que esa decisión haya sido tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario