martes, 10 de julio de 2012

En cualquier dirección, en cualquier lugar.







...Nunca se deja de querer.

¿Un ejemplo? Atlanta.



¿Sabes? He estado dándole vueltas a un asunto que me inquieta.
Tal vez no pienso en su momento nada de lo que digo, o casi nada de lo que digo, respecto a ti claro.
"Osea", creo que no pienso casi nada de lo que te digo.
No, eso suena realmente mal, claro que todo lo que digo lo pienso, lo que quiero decir es...no me paro a pensar en lo que digo cuando lo digo.
¿mejor no?
Es extraño...¿verdad? Eso de soltar lo primero que se te viene a la boca y continuar con la situación, es como si en realidad no hiciese falta procesarlo ni si quiera durante unos segundos...

Yo ya lo entiendo, no llega al cerebro porque algo revolucionado en mí es más veloz, se adelanta y te responde:

- Nos vemos en Atlanta.

Puede que sea demasiado pronto pero siento que mi corazón hable antes de que pueda procesarlo.
Pero ahora que lo analizo...tengo la suerte de decirte que mis palabras hubiesen sido exactamente las mismas.

- Nos vemos en Atlanta.

Primero pensamos lo que queremos, después queremos lo que pensamos.

¿ Y cuándo se deja de pensar?



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