domingo, 29 de julio de 2012

Mensaje entregado.

Unha nécora pra me visitare se eu non puidese volare.

Sinceramente has sido un regalo… 

Me has unido una pequeña parte, una pequeña parte de ti está unida, ¿lo sabías?, yo sí o tal vez me gusta creerlo… 
¿cómo una península? Sí, este ejemplo es perfecto, las penínsulas se unen a otros territorios más grandes que ellas mediante istmos. 

Unos istmos, formados por ambas porciones de tierra que harán que nunca te sientas sola. Istmos que te mantiene a flote y que no dejarán nunca que te hundas bajo las frías aguas del océano. 

Creo que todo el mundo tiene su parte de península, me resulta extraño pensar que la gente va por ahí presumiendo de lo isla que es, - lo de isla es por seguir con términos geográficos-, de flotar sola, de no necesitar nada exportado. 
Son estas las que tampoco suelen importar nada, por miedo a perder su supervivencia o tal vez porqué no han dejado todavía que le construyan un puente para llegar a ella sin tener que saltar al vacío.

 
Islas con un corazón. 

Y hablando de corazones existe un istmo que nos une. A un corazón con otro, a ti y a mí. 
Lo bueno de hablar de corazones y no de penínsulas es que no existe un corazón más grande que otro sino una fuerza inexplicable por mantenerse en equilibrio.

Me gusta pensar que como península te necesito, ya que como corazón ya formas parte de mí. 

Y para las islas, existen aviones, barcos, submarinos, peces, pájaros de todas las especies y tamaños que las visitan cada día, eso es lo que las mantiene vivas, esperando. 

Has sido un regalo porqué yo creo en las personas como penínsulas. 

Y si el mar el istmo desgastara, siempre quedará volar. 

De península a península. 
De corazón a corazón. 




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