domingo, 26 de agosto de 2012

El viaje al amor



EDUARDO PUNSET
El viaje al amor
Las nuevas claves científicas


Aquí os dejo lo más interesante hasta hoy del libro El viaje al amor de Eduardo Punset, ese hombre que tanto me gusta.



Aún me queda por descubrir más detalles sobre las células eucariotas, la apoptosis, las mitocondrias, la fusión metabólica y demás cosillas para descifrar el amor...


El libre albedrío

"El punto débil de esa justificación transitoria o sobrevenida del libere albedrío, reside en la naturaleza de la información. No toda la información adquirida es relevante o fundada. Es más, la mayor parte del conocimiento genético es irrelevante.

(…)

La mera acumulación de información, ya sea genética o adquirida, no tiene por qué conllevar ningún enriquecimiento que agrande el mundo visible e invisible.

“La gente hoy en día está mejor informada que antes” se oye decir a menudo.”Pues depende del sesgo de la información”: ésa sería la respuesta adecuada."


¿Hay alguien más ahí fuera?

"Sólo existe una emoción tan aleatoria como el mundo que nos rodea: tan imprevisible y azarosa como el nacimiento; tan cambiante como nuestra fisiología molecular; tan irreprimible como las fuerzas básicas de la naturaleza; tan emblemática del sentimiento de victoria como la música del aria de Puccini Nessun dorma; tan responsable de abismos sentimentales como el rostro de un hijo que descubre el asesinato vil y gratuito de su madre. Una emoción desconcertante hecha a nuestra medida que tiene, además, el efecto insospechado de colmar con su aliento todo el inmenso vacío uniendo, como dos moléculas de agua al helarse, a dos seres hasta entonces absolutamente solitarios. Los físicos lo llaman una transición de fase: una reordenación abrupta y espectacular de la materia. Para común de los mortales es la emoción básica y universal del amor."

La fusión irrefrenable con el otro

"Mientras empiezo este capítulo recuerdo la anécdota, seguramente apócrifa, del niño Albert Einstein que, a los tres años y medio, seguía sin hablar. Un día, de repente, en el desayuno, soltó de carrerilla la frase siguiente:
-         La leche está ardiendo.
-         Pero si tú no hablabas.¿Por qué no has dicho nada hasta ahora? –exclamaron los padres sin salir de su asombro.
-         Porque antes todo estaba en orden y controlado. –fue la respuesta del pequeño Einstein.
Pues bien; las cosas han llegado a un punto tal de descontrol en lo que atañe a efectos negativos del amor, que efectivamente, es el momento de hablar.”

“Las excavaciones nunca mienten, tal vez porque no pueden hablar.”

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